Espejo de villanos: Vivir la oposición

"Hijos de puta, si os dejo con vida es por que habréis de amortajárme como a un ángel"

viernes, 17 de junio de 2011

Vivir la oposición

El Grupo parlamentario Socialista asturiano apoyó al PP en la investidura del conservador Fernando Goñi como presidente de la Junta del Principado. Qué barbaridad, clama la izquierda, que no comprende todavía los vaivenes políticos de la FSA.

Lo ha dicho Justo Braga, secretario de la UGT asturiana: «Es la primera vez que una fuerza de la izquierda le da su apoyo a una de la derecha como mal menor, ellos sabrán qué es lo que han planteado; yo, desde la UGT, no tengo más que ser respetuoso con eso, pero personalmente no lo comparto».

Ciertamente, la mayoría de los socialistas no comparte esta decisión que explica cómo el socialismo asturiano ha perdido el rumbo desde que supo que sería el grupo parlamentario mayoritario de la oposición. Lo cierto es que parece no haber asumido el papel que le corresponde y camina desorientado desde el pasado 22 de mayo, sin brújula que oriente el papel que debe jugar los próximos cuatro años. Valga como ejemplo lo sucedido en Cangas del Narcea el sábado pasado, cuando cuatro concejales socialistas votaron al candidato del PP con tal de impedir que el municipio tuviera un alcalde de IU. A las pocas horas, Jesús Gutiérrez anunció los respectivos expedientes y unos días más tarde, justificaba una votación en el Parlamento con un discurso escasamente coherente con todo lo anterior.

Lo cierto es que la irrupción de Francisco Álvarez-Cascos ha roto la dialéctica que enfrentaba a la izquierda y la derecha a través de los dos partidos mayoritarios durante estos últimos treinta años. La llegada de un tercero ha cambiado las reglas del juego y ahora el PSOE no sabe quiénes son sus aliados ni sus enemigos. De alguna manera, de la votación en la Junta uno debería entender, querido y desocupado lector, que la derecha es ahora Cascos y que el PP se ha convertido, por efecto de los votos y del desplazamiento en los asientos de la Junta, en un partido moderado con el que la izquierda, quién lo diría, podrá alcanzar acuerdos de esta envergadura. La idea sería hasta cierto punto razonable si no hubiera otros partidos de izquierda en el Parlamento y, sobre todo, si no fuera porque Javier Fernández, secretario de los socialistas asturianos explicó durante la campaña electoral hasta la extenuación que Foro Asturias y Partido Popular eran la misma derecha pero con dos cabezas.

La pregunta más inmediata que la izquierda debe plantear a los socialistas asturianos es, después de esta votación, hasta donde pretende llegar el PSOE junto al PP con tal de reducir el poder y la influencia de Foro Asturias en las instituciones. Realmente, ¿existe un límite político a esta componenda en apariencia improvisada y fuera de cualquier lógica? Clara Costales, diputada socialista, justifica desde su muro, en Facebook, que la decisión adoptada ha sido puramente táctica. El Grupo parlamentario Socialista trataría de evitar que Foro Asturias controlase sin límite alguno los asuntos que deberían discutirse en la asamblea, colocando a un diputado del PP en la Presidencia de la Mesa. El razonamiento podría parecer válido si no fuera porque la lógica invita a pensar que debería ser un diputado socialista el que presidiera la asamblea de los asturianos, a tenor de la representación alcanzada por la FSA. Dicho de otra forma, de algo han de servir los votos que convirtieron a la FSA en la primera fuerza más votada. Desde el burladero, parece que esa legitimidad ha quedado reducida a una anécdota.

De todo lo visto y oído hasta ahora, concluimos que la organización desea un Gobierno inestable y que no descarta empujar a Francisco Álvarez-Cascos a la convocatoria de unas elecciones dentro de unos meses. De ser cierta esta reflexión, el socialismo podría estar abriendo, sin quererlo, la puerta a una mayoría absoluta en la Junta; pero no sería precisamente la suya. Ay.

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