Espejo de villanos: De la soledad y el dolor

"Hijos de puta, si os dejo con vida es por que habréis de amortajárme como a un ángel"

domingo, 28 de noviembre de 2010

De la soledad y el dolor

El cuarto día de festival he logrado que mis pupilas se dilataran después de un más que tedioso comienzo. La verdad es que, incluso, con la entretenida «Todas las canciones hablan de mí», comenzaba a creer que, a falta de disfrutar o sufrir el desenlace de la competición, la fiesta todavía no había comenzado. Sin embargo, ayer sentí eso que dicen que es el cine y que hasta ahora difícilmente había conseguido encontrar, gracias a «Año bisiesto», opera prima del australiano Michael Rowe, cuyo relato cuenta con un guión perfectamente desarrollado, un ritmo escrupulosamente medido y la estremecedora interpretación de la actriz mexicana Mónica del Carmen.

El largometraje, premiado con la «Cámara de oro» en el último festival de Cannes (tranquilos, este dato ya no significa nada), nos relata la vida de una periodista oaxaqueña que trabaja desde su casa para una revista de negocios. Sus días transcurren de forma anodina, entre las paredes de un claustrofóbico apartamento en el D.F. que le sirve, además, de habitual picadero. Sin embargo, su vida da un giro radical cuando decide abrir sus piernas a un tipo que despierta en ella un deseo masoquista que terminará convirtiéndose en un peligroso despeñadero sexual hacia el suicidio asistido.

Soledad, dolor, placer y muerte son las cuatro coordenadas sobre las que Michael Rowe sitúa al espectador con este largometraje que no destaca por su dirección, pero sí por la maestría del guión y el trabajo de la actriz, que asume todo el protagonismo y toda la responsabilidad en el éxito de esta cinta. A pesar de todo, me gustaría advertir que «Año bisiesto» es una película sádicamente silenciosa y, sin embargo, repleta de significados que se van desprendiendo sutilmente a lo largo del metraje, logrando lo que persigue: remover del asiento al espectador gracias a una dosis de visceralidad y ternura tan sobrecogedoras, prolongadas y adictivas como enfermizas.

Finalmente, la sección oficial concluyó por la tarde con «Tilva Rosh» del serbio Nikola Lezaic. No sabíamos nada de este señor, pero como ya nos tiene acostumbrado el festival, la cinta también fue seleccionada en Locarno y ganó un premio en Sarajevo. El largometraje cuenta la historia de unos adolescentes que dedican el verano a patinar y hacer gamberradas al estilo Jackass, ya saben, esos zoquetes que sienten el irrefrenable instinto de tirarse por un barranco antes de celebrarlo a carcajada limpia. El guión tiene un tufillo a la película «Clerks» que hará pasar un buen rato a todos aquellos que disfrutan con el director Kevin Smith. Por mi parte, la tengo tan vista que ya la estoy olvidando.

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