Espejo de villanos: Teoría de la desinformación

"Hijos de puta, si os dejo con vida es por que habréis de amortajárme como a un ángel"

viernes, 19 de noviembre de 2010

Teoría de la desinformación

El ministro del Interior marroquí, Taib Charkaui se reunió en Madrid con Rubalcaba este martes para decirle que en el Sahara no se ha producido ningún genocidio por parte de las Fuerzas de Seguridad marroquíes. El ministro del Interior describió en la rueda de prensa posterior una por una las escenas del vídeo que contiene la versión de Rabat. Según Charkaui, sus fuerzas de seguridad iban desarmadas para disolver pacíficamente las milicias. De modo que no hubo disparos, ni genocidio, ni crímenes contra la Humanidad. Y en cuanto a los periodistas, advirtió con cinismo a los medios que Marruecos es un país soberano que se reserva el derecho a recibir invitados.

Sin embargo, considerar el periodismo un trabajo de invitados es un error imperdonable. Si por algo se ha caracterizado a lo largo de los siglos la prensa y, sobre todo, a los reporteros y a los columnistas españoles, es por mantener a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y a los gobiernos inquietos. A Charkaui lo que le gusta es el periodismo domesticado y a mí lo que me priva es este oficio de intrusos que pueden aceptar cualquier cosa menos el silencio.

De cualquier forma, lo que se impone es la desinformación, pues la versión de Marruecos, después de impedir el acceso de los periodistas españoles a la ciudad sitiada de El Aaiún, nos da a entender que la prensa española no está contando la verdad y que, por lo tanto, se hace imprescindible su expulsión. La desinformación es un concepto empleado por el poder que pretende defender lo establecido. Todo lo que contradiga alguna verdad oficial debe ser, por fuerza, una desinformación. De modo que los activistas que denunciaron esta semana ambulancias cargadas de cadáveres están desinformando, al igual que la periodista Angels Barceló, cuando intentó romper el bloqueo informativo al contar desde una azotea lo que sus ojos veían.

Este artículo que habla sobre la desinformación es pura desinformación. Hay que tener cuidado con las cosas que se leen. La desinformación no es una mentira, ni la negación de un hecho que conviene a las autoridades, simplemente es la versión manipulada de una verdad. La exageración suele ser el argumento que acompaña inmediatamente después a la denuncia por desinformación. Quiere decirse que los crímenes de lesa Humanidad cometidos en el Sahara Occidental son una exageración, pues la verdad oficial, o sea, la pura verdad, es otra, la de unos policías disolviendo pacíficamente unas milicias.

Todo el mundo se beneficia de la desinformación y el Gobierno español también, pues mientras no se sepa oficialmente nada, nada se puede condenar. Lo dijo ayer Trinidad Jiménez, ministra de Asuntos Exteriores, que exige una investigación independiente, es decir, que propague la desinformación. Me gustaría desinformar al anunciar que la política exterior de nuestro país es rehén de los intereses marroquíes. Si Trinidad Jimenez cree que la defensa abierta de los intereses por encima de los principios era un ejemplo de real politik, debería saber que sólo es un ejemplo de bisoñez.

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